El calor de agosto pegaba los lunares blancos de la blusa en su gorda barriga. Yo la tenía abrazada por las piernas. Me gustaba agarrarme a ella así. Podía notar cada tarde como su tripa se movía cuando yo pegaba a ella mi cabeza. Era un 18 de agosto de 1972 y, aquella noche, de madrugada, mientras yo dormía en una cama de tuvo azul, nacería mi hermano. Es el primer recuerdo que tengo de él, de D. Juan el médico. Lo recuerdo como un hombre corpulento, con el pelo algo canoso, con un tono de voz muy peculiar. Me enfadé mucho con él aquel día porque le dijo a mi padre “Cano llévate a la niña al cuarto” pero yo quería estar con mi madre.
Era el médico de la Isla. Alguien me contó, en un programa de radio Isla, que cuando llegó a la Isla, visitaba a sus pacientes a caballo y que cuando asistía a una parturienta, si era una familia humilde, le daba dinero para poner un puchero para el día siguiente.
Tengo un recuerdo muy lejano del “sanatorio”, donde pasaba consulta. Me gustaría que me contarais cosas sobre él. Cómo médico supongo que cometería errores pero de lo que no me cabe duda es que, cómo persona, nadie podrá olvidarlo en la Isla. El Doctor Juan Antonio Díaz Rodríguez nos ayudó a nacer, crecer y morir y a mi me gustaría que siguiera vivo por siempre en nuestra memoria colectiva.
Era el médico de la Isla. Alguien me contó, en un programa de radio Isla, que cuando llegó a la Isla, visitaba a sus pacientes a caballo y que cuando asistía a una parturienta, si era una familia humilde, le daba dinero para poner un puchero para el día siguiente.
Tengo un recuerdo muy lejano del “sanatorio”, donde pasaba consulta. Me gustaría que me contarais cosas sobre él. Cómo médico supongo que cometería errores pero de lo que no me cabe duda es que, cómo persona, nadie podrá olvidarlo en la Isla. El Doctor Juan Antonio Díaz Rodríguez nos ayudó a nacer, crecer y morir y a mi me gustaría que siguiera vivo por siempre en nuestra memoria colectiva.
1 comentarios:
Fue un buen médico y mejor persona, mi familia le debe mucho, mucho. Se merece que no le olvidemos.
Publicar un comentario