LA EXPLOTACIÓN DE LAS ISLAS DEL GUADALQUIVIR

27.2.09

En este enlance podemos leer la importancia que tuvo para el país la transformación de las marismas:
"La riqueza que se crea es enorme, con ventajas imponderables para la región y para la economía nacional entera. Obras de esta clase, de porvenir tan seguro, en que nada deja al azar la inteligencia y el esfuerzo humano, son de las que pueden y deben elogiarse sin reservas, estimulándoselas oficial y particularmente con los máximos apoyos."
Hemeroteca del períodico La Vaguardia, 24 de febrero de 1928
http://sites.google.com/site/historiasdeislamayor/

HACE TAN SÓLO 62 AÑOS

26.2.09


"En 1947, Alfonso XIII, o sea, “El Poblado”, se componía de unas pocas casas y de una iglesia, más un par de barracones propiedad de la Compañía.
El Puntal, al que se entraba por el solitario puente llamado de Jordana (primero de los dos actuales). Dos campos de eucalipto, uno a cada lado del camino o mala carretera y el estrecho puente del Puntal (segundo de los actuales). A continuación, retirada unos pocos de metros se encontraba la choza de La Venancia, y muy cerca, casi enfrente del barracón de madera donde paraba Manuel el cartero y que allí nos llegábamos siempre que veníamos del campo al Puntal a recoger la posible correspondencia que uno pudiera recibir. Recuerdo que diariamente el carteo, apartaba las cartas de todos los conocidos para entregárselas en propia mano. Las demás de la gran cantidad de personas que había en La Isla, como además de su nombre no estuviera el nombre de un agricultor conocido, se depositaban en un cajón que el cartero tenía colgado en la pared y todo aquel que llegaba tenía que repasar todas las cartas por si había alguna para él, siendo factible también que se llevara todas las que quisiera, pues dicho cajón nunca podía estar vigilado.
A mano derecha de la carretera, y frente a la puerta de la papelera pero a mano izquierda había otra choza grande, detrás de esta choza y cerca del canal se encontraba la casa que todos hemos conocido por la casa de Juan Antonio, que era o había sido la oficina de empleo de la Compañía y que después pasó a se la taberna de Juaneco.
Más adelante se encontraba el molino arrocero, siempre con un gran montón de cascarilla a su alrededor y aprovechando la misma como colchón. Solían allí dormir mucha gente que no tenía donde dormir, lo cual ocurría más en las temporadas de plantación y de siega. Frente al molino, o sea en la parte izquierda de la carretera había una fila de casas, y al respaldo de estas había otra fila llamadas “Casas Nuevas” y un tanto apartadas había algunas chozas desparramadas. Alrededor de las misma alguna que otra valla de alambre de espino.
En Maquique se encontraba el barracón llamado Barracón de Maquique, cuyas paredes eran de ladrillo de fábrica y el techo de palos y de castañuelas. Estas eran todas las edificaciones que componían El Puntal, o sea un verdadero desierto. No obstante, era el centro más importante en estas marismas."

D. Antonio Moscad Peris

D. ANTONIO MOSCAD PERIS 1987

25.2.09

Hace unos días una persona de mi familia me entregó unos folios fotocopiados. Dichos folios, de 1990, tienen una portada que dice así: “EL PUEBLO DE ISLA MAYOR (1988-1990) C.P. FLORENTINA BOU ISLA MAYOR. PIONEROS DE ISLA MAYOR. EN MEMORIA DE D. ANTONIO MOSCAD PERIS “HISTORIA DE LA ISLA MAYOR DEL GUADALQUIVIR”
Los citados folios están divididos, básicamente, en dos partes, una dedicada a las revistas que realizó durante un periodo el C.P. Florentina Bou y otra, dedicada a la figura de D. Antonio Moscad Peris.
A su vez, esta última parte contiene un libro sobre la historia de la Isla realizado por D. Antonio Moscad y, personalmente, me gustó mucho el prologo, escrito por él mismo y que os reproduzco literalmente:

“ Querido lector: aunque constituya tarea difícil para el honesto narrador, la EXPOSICIÓN objetiva de la historia de LA ISLA MAYOR DEL GUADALQUIVIR, en la que ha participado durante cuarenta años, ha procurado extremar el apasionamiento hasta cierto punto, dejando al lector el cuidado de extraer las consecuencias que su personal criterio le dicte.
He tomado notas de un libro escrito sobre LA ISLA MAYOR DEL GUADALQUIVIR, escrito por un joven estudiante de Antropología y bastante bien escrito en su conjunto, pero falto de lo que le podría llamar verdadera autenticidad. Y este ha sido el motivo por lo que tomando algunos datos del mismo, con datos de los muchos documentos que obran en mi poder, creo poder escribir un libro de lectura amena para todos los lectores y ofrecer una visión real de lo que ha sido y de lo que es en la actualidad LA ISLA MAYOR DEL GUADALQUIVIR, y muy concretamente, la entidad local menor denominada VILLAFRANCO DEL GUADALQUIVIR, antes EL PUNTAL.
Soy un simple agricultor arrocero, prácticamente sin estudios de ninguna especie, pero que debido a mi mucha afición a la lectura y poco a la escritura, y a la mucha edad que tengo, quizás pueda conseguir con estas líneas un libro bastante positivo. Pido perdón por las faltas de ortografías que pueda cometer en el mismo, y de los errores u omisiones que el mismo pueda contener.
Desde estas líneas invito a todo aquel que quiera mejorar este libro, que pueda tomar cuantas notas crea conveniente, pues estoy completamente seguro, que sólo de esta manera se podrá conseguir una historia completa de estos parajes, que si efectivamente la historia es corto, no por ello deja de ser menos apasionante.
Antonio Moscad Peris.
Año 1987 PROLOGO”

Me emocionó su generosidad, sus ganas por compartir, por hacernos llegar su verdad, su compromiso con este pueblo. Desconozco si se llegó a publicar este libro y, si lo hizo, desconozco el formato, pero estoy segura de que le hubiese gustado verlo en el blog y que con las aportaciones de todas las personas se fuese construyendo nuestra historia. En su memoria.

VISITA DE FRANCO 22 DE ABRIL DE 1953

LA VANGUARDIA http://sites.google.com/site/historiasdeislamayor/

LA VANGUARDIA 1 DE JUNIO DE 1939


El períodico La Vanguardia, en su edición del jueves 1 de junio de 1939, página 5, recogía la presentación que el General Queipo de Llano hacía a los propietarios de las marismas de su proyecto de encauzamiento del Guadiamar así como la desecación y puesta en cultivo de las marismas. Se puede leer en el texto cómo Queipo asegura que se construirá un campamento capaz de albergar a 10.000 hombres para llevar a cabo las obras.

EL INICIO DE LA TRANSFORMACIÓN DE LAS MARISMAS DEL GUADALQUIVIR (Según Michel Drain)

24.2.09


Dos grandes empresas internacionales emprendieron las obras en las marismas del Guadalquivir: una en la margen izquierda, la otra en la Isla Mayor.
La Compañía de las Marismas, creada en 1921 con capitales franceses, nombró presidente al alcalde de Madrid: el marqués de Hoyos, futuros ministro de Gobernación en el Gabinete del almirante Aznar, el último de la Monarquía; lo cual permitió conseguir con más facilidad las subvenciones del Gobierno. Las obras empezaron en 1928. Era previsto edificar cuatro grandes pólderes. Los dos primeros de 7.000 has. Cada uno, se acabaron en 1930 y 1931. El tercero, de 14.000 has, se acabó en 1934 mientras el cuarto, en la parte más baja y más salina, no se acabó nunca.
La Compañía de las Islas del Guadalquivir, con capitales ingleses y suizos, se formó en 1926 y compró primero las 27.000 has. de la Isla Mayor y luego 23.000 has. de la margen derecha. A finales de 1927, las obras acabadas, la compra de tierras de la Compañía de las Islas del Guadalquivir representaban 62,4 % del total de los gastos de la empresa. Las 27.000 has. de la Isla Mayor, propiedad del marqués de Casa Riera, procedían de propios de Sevilla, atribuidos en usufructo por el Rey en 1829 al antepasado del marqués en cambio de la valorización de terrenos que ni siquiera intentó.
Las obras llevadas por ingenieros ingleses con medios considerables recibieron la visita del príncipe de Gales y del Rey Alfonso XIII. La mitad norte de la isla se había convertido en un pólder de 14.000 has. con 45 Km. de canales de drenaje, dos bombas para evacuar las aguas, una vía férrea, una red de caminos, una arrocería y cinco pueblos destinados al alojamiento de los colonos. Procedentes de Valencias, los colonos cultivaron el arroz a partir de 1932 con excelentes resultados.
Frente a las dificultades sociales y políticas de la época, ambas compañías tuvieron que vender sus tierras. Las necesidades alimenticias de las tropas nacionalistas llevaron al nuevo alcalde de Sevilla Carranza y al general Queipo de Llano, asociados a un exportador de aceitunas Rafael Beca, a estimular el cultivo del arroz. De ahí arranca el grupo de presión de los arroceros y la transformación de la Marisma en el mayor arrozal de España. Era también la garantía de mantener las marismas como humedal si bien con cambios profundos en el régimen de las aguas.

Extracto literal del libro “Politiques de l'eau en milieu méditerranéen”
Escrito por Michel Drain

PEPA PÉREZ, UNA ISLAÑA DE TRIANA

20.2.09

Entre las orillas del Guadalquivir
Meciéndose entre barcas doradas,
Bajaba Pepa desde Triana,
Tarareando un estribillo
Que aprendió en la Iglesia de Santa Ana.
Baja buscando marismas cantadas
Baja con Paquita y los Suspiros de España
Baja rimando poemas de su Triana soñada
Hoy desde su mecedora, balanceando cabellos de plata,
Vestida con lunares y peinetas
Recuerda la Vuelta la Arena y su Triana soñada.

EL NOMBRE DE MAQUIQUE

En nuestro pueblo pastaba el ganado desde la época de los árabes. En 1758 se realizó un nuevo amojonamiento, para evitar que el ganado vacuno se mezclara con el yeguno. Este amojonamiento recoge nombres que a nosotros nos suenan mucho. Por ejemplo los carneros tenían sus majadas en las tiesas y pastaban desde el Caño de Maquique hasta el de los Zurrones, aparecen nombres muy familiares como el cercado de la Ermita de Nuestra Señora de Guía, Hato de la Mora.
De todos estos nombre me llamó mucho la atención el de Caño Maquique. Veréis, siempre que he preguntado porqué se llamaba así Maquique me decían que era por un futbolista o deportista famoso. Mi sorpresa ha sido descubrir que, ya en 1758, en la Marisma existía un caño que se llamaba Maquique. Esto ya no me cuadraba. Entonces decidí buscar en San Google la palabra maquique y, curiosamente, encontré lo siguiente:
“El "maquique" es el material formado por las raíces adventicias de algunas especies de helechos arborescentes. Por su uso y comercialización como sustrato para cultivar epifitas y como material de construcción y el indiscriminado deterioro de su hábitat muchas de las especies de México se encuentran amenazadas”.
Por otro lado, el tipo de helechos a que hace se hace referencia, no es una planta autóctona de la marisma entonces ¿Por qué ese nombre para un caño en 1758?
Si alguien puede aportar información lo agradecería.
Os dejo fotos en el álbum, de objetos realizados con maquique en distintas partes del mundo.

LOS VERANOS EN LA ZONA

19.2.09


Si pegaba muy bien muy bien la nariz a la ventana de la viajera, cuando giraba a la izquierda en la curva del Rincón, dejando la larga recta del ferrocarril que venía casi perfecta desde el Puntal, ya casi podía ver a mi Chati corriendo por el carril. Era una setter irlandesa de pelo caoba rojizo.
Con ese instinto que sólo tienen los buenos amigos, conforme se acercaba la hora en que la viajara apararía en el carril que llevaba a la zona, Chati iniciaba su camino. Iba a esperar a la abuela Amelia que llegaba cargada de “mandaos” desde la El Puntal. Cuando yo saltaba del último escalón, ella saltaba sobre mí. Sus largas orejas parecía que me abrazaban. Ahora recuerdo que yo, en lugar de ayudar a la abuela Amelia, corría con ella por la vereda para abrir la cancela.
En la zona había una cancela porque era de las que en los 70 aún se compaginaban un uso tradicional de la marisma, la ganadería, con el cultivo del arroz. El vaquero, manriqueño, siempre alerta, gritaba desde la puerta de la casa “las vacas, que se escapan las vacas, cierra la cancela” (pobre hombre, era una cantinela que le acompañaba todo el verano, hasta que empezaba el colegio).
La casa de los abuelos era de dos plantas, en el extremo derecho de las tres que tenía el cortijo. La del centro, con porche, la del señorito (venía muy de tarde en tarde), la de la derecha, sin porche la del vaquero y, la de la izquierda, sin porche también, la de los abuelos.
Allí pasaba los veranos. El abuelo me hacía un colchón de paja que acomodaba debajo de la venta del único dormitorio de la planta de arriba. Recuerdo el sonido de la tarima de madera que, a modo de techo, separaba las dos plantas de la casa. Desde esa ventana veía las luces que señalaban la curva del río o el paso de un barco, o las luces de La Puebla más arriba y, cada noche, como una letanía, yo obligaba al abuelo a que me dijera a qué correspondían todas y cada una de las luces que brillaban en la oscuridad, me ayudaba a quedarme dormida (mitad miedo, mitad curiosidad).
Cuando el abuelo se levantaban yo saltaba del colchón de paja, baja saltado los escalones para llegar a la cántara. La noche ya había hecho su función, y la misma agua que recogida de la pipa la tarde anterior me servía de baño calentito, era un chorro fresquito para el paladar y los ojos.
- ¡No malgastes el agua fresquita, que tiene que durar todo el día ¡(también era uno de los tantos “politonos” del verano….)
Yo, casi susurrando decía, “ven Chati, ven que te lave la cara” y ella se dejaba lavar para luego, vengándose de mí, sacudir sus largas orejas y salpicarme. Era el comienzo de nuestro día de juego.
Después de vaso de leche, tocaba recoger los huevos del gallinero, auténtico paraíso de la Chati pero como tal, prohibido para ella.
Mientras, aprovechando la sobra de la casa, el abuelo arreglaba el huerto. Como todas las familias tenían unas cuantas gallinas, pavos y patos mudos, y un huerto, los tomates eran de un sabor infinito. La economía de subsistencia era un elemento fundamental para todas las familias que, o bien por temporadas, o bien de manera permanente, vivían en el campo.
Pasábamos las mañanas las dos jugando entre los almiares de paja, llevando a los patos al río, y enseñando a un borreguillo que tenía el abuelo a que pasara una y otra vez por mi muleta, una muleta de saco de arroz que el abuelo me había hecho. Al final esta afición mía taurina a él le costó la muerte y a mí el llanto. La mujer del vaquero dijo que no aguantaba ni una embestida más de mi borrego. Ahora sé que ni él iba a morir en la maestranza y que, a las mujeres, la fiesta nacional les tiene un lugar reservado lejos, muy lejos del albero.
Y llegaba la hora del mediodía. Con las chanclas de tiras azules y suelas blancas en la mano (cuántos pares podía comprar la abuela en lo de Pedrito Ríos en un verano…) y con Chati sacándome 30 metros, llegábamos las dos a la bomba. El abuelo Mariano paraba los motores y, por un rato, aquel cuadrado de cemento se me ofrecía como la mejor de las piscinas y, si era valiente y me metía un poquito antes, era el mar, porque el agua, cuando se paraba la bomba, hacia olas.
La Chati, mucho más instintiva que yo, no se metía hasta que la playa no se convertía en piscina.
De vuelta a la casa, con la piel a trozos renegría y a trozos reblanquía, me esperaba el lebrillo. El abuelo, con más fuerza, majaba la sal y el pimiento y después, ante mi impaciencia, me lo acomodaba entre mis rodillas y yo terminaba el gazpacho.
-No te comas los tomates y échalos en el gazpacho, que los de huerto están ahora calientes y el abuelo se va a enfadar (otro politono del verano)-
Debo recocer que a Chati no le gustaba el gazpacho porque probarlo si que tuvo que probarlo, os lo garantizo.
Y al caer la tarde, después de dar la vuelta al campo, mirando tablillas, abriendo y cerrando válvulas, antes de que el sol se perdiera por Colinas, me esperaba el carro, la mula, las alpacas de paja y el cerrao de las vacas. No podía evitar sentirme un poco Laura Ingalls en la Casa de la Pradera. Mientras yo conducía el carro y arreaba inútilmente a una mula que conocía muy bien su oficio, el vaquero iba dejando un rosario de paja por el cerrao. Tan sólo una vez y con la colaboración necesaria de Chati, que mordió su pata, la mula dio un respingo que acabó con los huesos del pobre vaquero en el suelo. Una semana sin carro, mínimo castigo para tamaña hazaña.
Y por fin el domingo. En un baño de zinc, la abuela Amelia con su marcado acento extremeño que aún mantiene, me lavaba. Nadie decía orejas como ella.
Limpita y vestida para la ocasión, a la grupa de la moto del abuelo Mariano me tocaba carne con tomate y un ratito en los cacharritos, que digo cacharritos, en el parque de atracciones, de la Venta El Cruce. Por cierto tengo que hacerle una foto a esa ruleta de flores de hierro y al medio balancín que queda, los columpios ya desaparecieron. ¡Cuántas generaciones de isleños e isleñas hemos sentido el balanceo, las vueltas y las alturas en esos cacharritos!
Y mientras el abuelo estuvo de capataz esos eran mis veranos. Con mi eterna compañera Chati explorando palmo a palmo una zona que más que conocerla la teníamos dibujada en nuestros pies. Eso sí, había veranos que Chati me abandona por una camada de cachorros de un color canela precioso y que yo, con mucha paciencia, sacaba de las entrañas de un almiar de paja, era su sitio preferido para parir. Y de nuevo el llanto, -No podemos quedarnos con todos los perros, pero no te preocupes ya mismo vuelve a parir-
Chati se hizo vieja, perdió prácticamente la vista, pero cuando llegaba el viernes y yo volvía a casa, ella, desde debajo de la mesa, en el mismo sitio que encontré un día a un cachorro precioso en una palangana llena de toallas al volver del colegio, en ese mismo sitio me esperaba, levantaba las orejas, reconociéndome, y a mi me gusta pensar que su corazón se paró corriendo conmigo por Casablanca.

UN CANARIO EN LAS MARISMAS

18.2.09

En una revista electrónica, http://www.bienmesabe.org/ , he encontrado la historia de Domingo Corujo Brito, de la saga canaria de los Corujo.

Domingo Corujo Brito dejó el puerto de Santa Cruz de Tenerife y se embarcó hacia La Palma y en Tazacorte, cuando aún no había alcanzado su emancipación municipal, encontró empleo en la sorriba. No aguantó mucho tiempo y regresa a Lanzarote. Al poco tiempo pone proa rumbo a Sevilla al salirle a él y a otro grupo de paisanos una contrata para sembrar arroz en las orillas del Guadalquivir. “En aquel tiempo el cultivo del arroz estaba en auge en esa zona de Andalucía. Mi padre me contaba que cuando remontaron el río Guadalquivir iban viendo luces por ambos lados, el barco caminaba lentísimo y cuando atracaron en el muelle de Sevilla ya los estaban esperando los de la contrata. Los de tierra estaban comentando entre ellos que estaban esperando a unos canarios y no sabían cuáles eran. Mi padre se da a conocer y les dicen extrañados: –¡Coño, si son como nosotros! Estaban extrañados de que fuéramos como ellos. –¿Acaso nos esperaban con taparrabos? –Más o menos, más o menos, pero no se ofendan… Cuando mi padre les entregó los papeles de la contrata se volvieron a sorprender, esta vez por la letra del documento. El contrato lo había escrito de puño y letra el secretario del Ayuntamiento de San Bartolomé.” Astucia de camellero Domingo Corujo oyó contar que su padre empezó a trabajar de cortador, pero después se pasó a arar, lo cual parecía un disparate. Para arar la tierra donde se sembraba el arroz hacían a mulas surcos derechos de kilómetros, extensión imposible en una isla, fragmentada por pequeñas parcelas, huertas o propiedades. “Mi padre vio cómo araban los andaluces y se atrevió a meterle mano. Los demás se echaron a reír. ¿Cómo era posible que un camellero se atreviera arar kilómetros de tierra si en Lanzarote no había tierra para tanto? –¿Cómo un canario se puede meter a surquear, eso es imposible?" Él estaba acostumbrado a surcar con el camello y conocía de indicaciones. Probaron con él y cuando vieron los resultados se quedaron maravillados. El surco había salido derechísimo. Pero, ¿cómo hizo usted eso? Pues ahí está el surco. Le preguntaron y no quiso decir qué técnica había empleado. Mi padre decía que la necesidad hace las cosas. La técnica que empleo cuando le mandaron a hacer los surcos de kilómetros se fijó en una señal, el pico de una montaña, y lo trajo hasta él y fue viendo diferentes piedritas y trazó la línea imaginaria y fue llevando al animal con el timón del arado. No es sólo consistía en marcar la ruta en la mente sino saber manejar a la mula y que te obedezca. Aquí era camellero y sabía hacerse respetar por los animales. Al cabo de tiempo regresa a Lanzarote y entra a filas. Sirve en Fuerteventura y cuando estalló la guerra, es movilizado y tiene que hacer el servicio militar de nuevo.


LOS NIÑOS DE EXTREMADURA

17.2.09


Hace unos años, al pasar por Puebla, reconocí a un señor del pueblo en la parada del autobús. Lo reconocí porque se sentaba con el abuelo Mariano en el Parque Rafael Beca.
-Va usted para la Isla, si quiere se puede venir conmigo.
El hombre aceptó, pero sólo después de reconocerme, y es que hay miedos que no se quitan en toda la vida.
“Mira, yo no es que desconfíe de nadie, sabe usted, pero es que ha pasado uno tanto en esta vida”
Después de pedirle que no me hablara de usted entablé con él conversación.
-¿De dónde viene usted?
-Vengo del médico
- ¿y ha ido usted sólo?
- Sólo, yo siempre he estado sólo….
Y tras un breve silencio empezó a contar su historia, la historia de una de tantas personas que llegaron a la Isla.
“ Yo soy de un pueblo de Extremadura, tenía 13 años cuando estalló el movimiento. Mi padre y mi hermano mayor fueron enseguida movilizados. Un hermano de mi padre vino a buscarme de noche y me dijo –toma esta talega con algo de comida y huye al monte-. Me acompañó hasta uno de los cerros que había en los alrededores de mi pueblo y allí pasé toda la guerra, cuidando los cochinos de mi tío. Un buen día, yo no sé ni cuanto tiempo había pasado mi tío vino a darme noticias de mi familia, todos habían muerto. Me acompañó a la carretera que bajaba para Andalucía y me dijo –sigue esta carretera, me han contado que te encontrarás con muchas personas que se dirigen a un lugar llamado la Isla. Camina junto a ellos y no cuentes a nadie quién eres ni de donde vienes. Diles que no recuerdas nada, que te diste un golpe en la cabeza y no recuerdas nada. Era cierto lo que me dijo mi tío, eran muchas las personas que bajaban desde Extremadura, de Huelva e incluso algunos portugueses, todos íbamos buscando lo mismo, un lugar donde poder trabajar y olvidar.
Cuando llegues a la Isla, me dijo mi tío, busca trabajo, allí dicen que hay mucho trabajo y que no hacen muchas preguntas-. Y así fue como llegué a este pueblo y desde entonces aquí sigo, y sigo como llegué sólo. He trabajado en todos los trabajos que había en la Isla, en las planteras, arrancando garbas, plantando, con el charrasco, con las bestias, en la estiba, vamos en todos los trabajos”
“Aquí en la Isla hemos pasado mucho. Trabajamos de sol a sol, con un fango horroroso, no como el de ahora, ahora ya no hay fango. Dormíamos en la pared de la papelera, cientos de criaturitas tapadas con sacos de arroz. Los mosquitos nos comían vivos. La gente se moría de paludismo. Raro el día que no aparecía una persona muerta en la paja de la papelera. La gente le daba calentura y se metían al calor de la paja y allí se morían. Fue muy duro, pero mira hemos llegado vivo hasta aquí. Muy duro, sobrevivir en la Isla era muy duro, pero ¿a dónde iba a ir yo? No tenía ni padre, ni madre, ni hermanos, y mi tío, mi tío me dijo que no le escribiera que ya me buscaría él cuando todo estuviera más tranquilo. Nunca supe nada más de él…”

Un día pregunté a mi padre quién se había muerto y me dijo que fue él, uno de tantos niños que llegaron a la Isla, niños ¿fueron niños…?.

EL ABUELO MÁXIMO

16.2.09

Le dije a mis amigos que había abierto este blog y que me gustaría que me contaran sus historias, escucho risas, me pregunta que es eso de un blog, y les cuento un poco la idea y la finalidad.
Surge así la tertulia, un poco provocada o quizás también un poco por esas ganas que nos invade a las persona de comunicarnos. Al principio todos nos miramos unos a otros, buscando la complicidad, buscando, en cierto modo, el percibir en la mirada de nuestros contertulios la aceptación.
Y entre risas nerviosas y miradas furtivas, la palabra se convierte en protagonista, y poco a poco, van fluyendo desde nuestra memoria las anécdotas, los datos, las historias vividas o escuchadas. Y se debaten los datos, “no eso fue antes de los ingleses. Que va fue después”.
Sueltos, cada vez más sueltos, van surgiendo los detalles.
“Mi abuelo vino de Cazorla andando, tirando de un carro en el que traía a sus ocho hijos y a su esposa. Antes de llegar a la Isla durmieron en Camas y también en un tejado de Triana.”
Ahora ya todos estamos atentos, la historia que nos cuenta Paco nos empieza a calar. Creo que en mi cabeza aún retumba “desde Cazorla andando, tirando de un carro con ocho hijos”.
Sigue Paco contando que al llegar a la Choza de Venancio, le preguntaron a su abuelo el nombre y dijo Francisco.
Y Francisco y su familia pasaron aquella suerte de frontera que era el canal de Casa Riera (para los de Maquique como yo siempre ha sido el canal de Virgilio), para iniciar una nueva vida.
Aquí logró Francisco crear su hogar. Pasaban los años entre planteras, garbas, cosechas, charrascos, mosquitos, y tractores, muchas horas de tractores….
Y llegó el día de la muerte de este pionero isleño. Paco,(uno de tantos Franciscos de la familia, nombre llevado con orgullo por los suyos en honor de su abuelo), por encargo de su padre fue a La Puebla del Río a recoger papeles para arreglar el funeral del abuelo. No coincidían los datos, no había manera de encontrar al abuelo Francisco. En aquel momento Paco tenía 18 años y estaba a punto de descubrir un secreto de familia, uno de esos secretos que tan bien ha sabido guardar la marisma, su abuelo en realidad se llamaba Máximo.
Por cierto, el padre de Paco, jamás volvió a su Cazorla natal.
¿Y tu madre Paco?, ¿de donde era tu madre?. Para mi sorpresa su madre no vino de ningún lugar. Nació en las casitas aledañas al poblado de Alfonso XIII en el año 32. Enseguida le dije que me gustaría hablar con ella. Que sería algo maravilloso que su madre nos contara como vivió aquellos años, que nos describa como era el paisaje, las personas, como era, en definitiva la primera Isla que ella recuerda.
El relato de Paco nos deja más relajados, y entonces me cuenta que su tío Antonio fue carpintero en Alfonso, y que el abuelo de su señora fue el primer barrendero de Alfonso ( familia que llegó andando desde Casariche en el año 39). Tabmién nos cuenta que su tío estaba en el primer grupo de niños que hicieron su Primera Comunión en la Iglesia de Ntra. Sra. Del Carmen de Alfonso (estoy deseando ver la foto). Gracias por compartir Paco.

EL GUADALQUIVIR DESDE 1720 HASTA HOY

13.2.09

En el video podemos ver como era el cauce en 1720 y las distintas cortas que se han realizado, las dos primeras son la de Los Jerónimos (1888) y la de Los Olivillos (1971)

LAS "CORTAS" DEL GUADALQUVIR

Cuando el Guadalquivir llega a Sevilla continúa lento formando meandros, islas y marismas después de haber recibido a más de cuarenta afluentes. El río se ha modificado a lo largo de su historia, unas veces por causas naturales y otras, por la intervención del hombre...
Las modificaciones artificiales que se han realizado han sido a partir del siglo XVIII, estas desviaciones, llamadas “cortas”, no son más que canales construidos por el hombre que elimina las curvas de un río. Estas tienen gran importancia ya que facilita la navegación y por otro lado el desagüe es más rápido cuando viene crecido, evitándose así las inundaciones.
Las principales “cortas” realizadas por estos motivos son:
a) Corta Merlina. (1795) Antes de llegar a Coria Del Río. Salva un meandro.
b) Corta Fernandina . (1816). En Isla Menor, con el mismo fin.
c) Corta de los Jerónimos. (1888). En Isla Mínima, con el mismo fin.
d) Corta de Tablada. (1926). Llamado también Canal de Alfonso XIII. Con el
fin de ampliar el puerto de Sevilla.
e) Corta de Olivillos. (1971) Para salvar un meandro en Isla Menor.
f) Corta de la Isleta (1972) Pasada Puebla del Río, con el mismo fin.
g) Corta Punta del Verde. (1973). Cerca de Gelves, con el mismo fin.
h) Corta de la Cartuja (1983). En Sevilla, para salvar el meandro de San
Jerónimo. En el islote resultante, se celebró la Exposición Universal de 1992 (EXPO`92).

Cía ISLAS DEL GUADALQUIVIR

LOS INGLESES EN LA ISLA MAYOR (cédula por valor de 20 millones de pesetas del fundador con todos los 40 cupones de 500.000 pesetas cada uno)
Dos ingleses, altos cargos en una compañía británica dedicada a la transformación del delta del Nilo compraron esas tierras con las marismas durante na expedición de caza. Mientras el presidente de la compañía, Lord Mildnor, buscaba el capital necesario, Remigio Eric Ficher compró 150 Has en el Ricón de los Lirios donde comenzaron las obras desde la constitución de la Compañía. El 25 de octubre de 1926 se formalizó legalmente la Compañía Islas del Guadalquvir, S.A. y el 7 de febrero de 1927 compraron al Marqués de Casa Riera la Isla Mayor (24.800 Has), una gran cantidad en la Marisma Gallega (23.000 Has) a la familia Basilio Camino, en Isla Mínima (2.540 Has) y dos suertes en la dehesa de Monte Martel, por un total de 126 Has. En la propaganda de la Compañía, la comparación de las tierras marismeñas con el Delta del Nilo servía para asegurar la canlidad y fertilidad de estos terrenos "salvajes"

PORTUGUESES EN LA ISLA (paisanos del abuelo de Adri)

12.2.09


"En el año 27 la mayoría de la gente era de La Puebla... también había portugueses, porque había un contratista para hacer los calnales a mano, ya que no podían entrar las máquinas, y éste trajo a muchos portugueses a trabajar con palines y palas" (Sr. Plate en el libro de Matías Rodríguez Cárdenas "Isla Mayor del Guadalquivir a través de sus personajes).


"Había en La Isla muchos portugueses canalizando. los llevaban en camiones. Iban amontonados, agarrados unos a otros y rodeados por una sola cuerda. Una vez el conductor cogió tantas curvas que no quedó ninguno sujeto. Sólo quedó uno y porque llevaba pantalones de pana que si no... " (Manolo el Fiel. Misma obra de Matías)


¿DE DÓNDE VENÍAN?

Siempre he oido decir y he leído en la bibliografía que a la Isla vinieron personas desde todos los puntos de España e incluso de otros países pero ¿de cuántos lugares distintos relamente procedemos? Os dejo unas fotos de mi familia. Ellos provienen de Mojácar, Don Benito y Coria del Río. ¿y las vuestras?. Si me lo contaís intentaré hacer un mapa que pondré en el blog y sabremos, al menos de manera aproximada, de cuántos lugares llegaros nuestros padres, abuelos e incluso bisabuelos.



CARNAVAL DE 1961

Estando próxima la celebración del Carnaval en nuestro pueblo he pensado que os gustaría ver esta foto que atestigua que ya en 1961 había carnavales. No sé si con anterioridad a esta fecha se celebraban o no, me gustaría que me ayudaraís a recordarlo, seguro que muchos de vosotros recordaís más fechas, os animo a enviarlas, muchas gracias por vuestra segura colaboración y que paseís un buen día.

PRIMERA PIEDRA IGLESIA DE ALFONSO XIII

11.2.09



Alfonso XIII

"Cuando Alfonso XIII puso la primera piedra yo estuve jugando el día antes alrededor de ella. Estaba en la entrada del poblado, en el bar que hace esquina. Era una piedra grande, cuadrada, hueca, de medio metro de altura. La colgaron de unos palos para meterla en el hoy0" . Amparín y Tío Ramón hijos de Ramón Ferrando Alepuz (Ramón el Valenciano). (La Isla Mayor del Guadalquivir a través de sus personajes. Matías Rodríguez Cárdenas. 1991)

Alfonso XIII, fue levantado sobre una pequeña elevación de terreno, La Veta de la Senda, donde el monarca Alfonso XIII, el día 3 de mayo de 1928, puso la primera piedra de lo que más tarde sería la Iglesia Parroquial de Nra. Sra. del Carmen, de estilo andaluz, con ladrillos y tejas árabes, con pórtico y una torre inspirada en la Iglesia de san Roque de Sevilla.


Dicho edificio resulta ser el más emblemático de la localidad, perteneciendo en la actualidad al Arzobispado de Sevilla. Esta obra fibalizó el año 1944 y sirvió, durante la Segunda República, de almacén de granos.

LA IGLESIA DEL PUNTAL



Santiago del Campo fué la perona que realizó la decoración de los interiores de la antigua iglesia, hoy del Rocío. En una entrevista concedida al períodico ABC el 4 de diciembre del 2002 declaró: "Después de las del Polígono, hice la capilla del Colegio del Santo Angel, una en Huelva y otra en Villafranco del Guadalquivir que, por cierto, tuvo su anécdota. Yo me había inspirado en las boites para hacer la iglesia, en el color rojo y negro y la poca luz por aquello del recogimiento. Entonces los curas de Villafranco eran los que llamaban «rojos» y no querían decir misa allí, por el lujo y eso. Al final los obligó el cardenal Bueno Monreal."

UN INGLES QUE FINALMENTE ERA ALEMÁN

9.2.09

Me gustaría transcribir en este blog partes de un capítulo del libro de D. Matías Rodríguez Cárdenas denominado "La Isla Mayor del Guadalquivir a través de sus personajes" . Varios son los motivos que me han llevado a transcibir una parte de este libro, la primera que sirva de mi más sincero reconocimiento a la labor que realizó Matías por recuperar nuestra memoria, nunca los isleños se lo podremos agradecer lo suficiente. En segundo lugar porque en el citado libro Matias tuvo la oportunidad de entrevistar a uno de los pioneros que, genéricamente, se le denominanban ingleses, aunque él relamente

fuese alemán, y tercero en la portada del libro está la foto de mi abuelo y mi tío.
Creo que esta parte de la historia de Isla Mayor es menos conocida y eso también ha sido un buen argumento.
De todos los personajes que relatan su historia en el libro de Matías ¿por qué Emilio Plate? pues porque fue la primera persona en plantar arroz en nuestro pueblo.
Este Ingeniero agrónomo llegó con 23 años contratado por la compañía Islas del Guadalquivir.
Cuando llegó a la Isla lo mandaron a lo último de la Isla, a la parte que llamaban Calonje.. Estaba completamente aislado en aquel desierto y no había nadie. Entonces cabalgaba hasta el Hato Ortega, donde había un inglés, jugaban a las cartas y bebían whisky los domingos. Relata el Sr. Plati, que así era como lo conocían los lugareños, que sólo existía Casa Alta, El Puntal y cuatro chozas en medio del campo. Colina era monte pelado y matojos... En Casa Alta estaba el fielato de La Isla, existía antes de los ingleses, allí estaba el guarda del Marqués de Casa Riera y la carretera llegaba hasta Casa Alta para que pudiera entrar el Marqués...
Fué él también quien solicitó autorización para sembrar eucaliptos en Colina.
En El Punta estaba el punet donde se enconraba la choza de Venancio. Después del Puntal estaba Príncipa de Gales, al lado del río estaba La Lisa, luego Calonge, Hato Ortega, Reina Vixtoria, Veta la Palma... Ibamos siempre a caballo y cazábamos miles de patos"
"Para ir a Sevilla desde Calonge sálía en una vagoneta con una plataforma tirada pro un caballo hasta Casa Alta y ahí pedía un taxi, y a la vuelta hacía lo mismo.
"Unos años antes había traído unos señores de Egipto para plantar algodón y eso fue un verdadero fracaso."
El Señor Platy sembró remolacha, trigo, cebada.... y cuantas semillas trajo de Alemania y los alrededores de Sevilla, todas fracasaron.
"Me dijeron que la única planta que soportaba la salinidad era el arroz. Entonces, en media hectárea (todas las parcelas eran de dos hectáreas), sembré en la octaba parte del terreno, arroz a voleo...
"¡Con las bombas del Mármol había suficiente agua para el riego y con este cultivo di en el clavo! Fui el primero en sembrar arroz en la Isla, como ensayo. El arroz era Bellot y me lo mandaron por cosario de parte de un farmacéutico de Antella.
Lo sembró personal de Puebla y se sembró como se siembra el trigo, a mano. Yo también desconocía el cultivo...
Una vez voleada la semilla, lo enterramos y luego inundamos la tabla... se habían hecho unos almorrones y se había sembrado en secano y posteriormente recubierto de agua. Ni siquiera se abonó... ¡Nació divinamente!... ¡Estaba precioso, muy verde...!
Entonces vinieron unos señores a verlo y tomaron la decisión de empezar a colonizar aquello, desde El Rincón de Los Lirios hasta El Puntal.....

BIENVENIDA

6.2.09

La Marisma atesora entre sus lucios y vetas una bella historia. Una historia de cómo hombres y mujeres, tenaces y valientes, lograron, con su sacrificio y esfuerzo, legarnos un pueblo.
Así como otros pueblos tienen un pasado remoto, que se pierde en los anales de la historia, el nuestro tiene la suerte de contar con un pasado muy reciente que ha sido legado oralmente de generación en generación.
Creo que no es tarde para que, toda persona que así lo desee, plasme el relato de sus vivencias, en primera persona, o que tenga la generosidad de compartir con los demás, las vivencias de sus familiares y amigos.
Personalmente era una deuda que tenía con mis padres y con mis abuelos, pero también con todas y cada una de las personas que, desde su descanso entre la tierra salobre, el agua de la vida y el azul, ese azul inmenso de nuestro cielo, han hecho posible que yo me tenga el orgullo de sentirme de Isla Mayor.
Si compartes estas inquietudes te animo a participar en este foro. Así como tenemos una deuda con los que ya no están, del mismo modo tenemos la obligación, casi moral diría yo, de transmitirles a las generaciones futuras dónde están sus raíces. Creo que de este modo los que están por venir tendrán argumentos que les ayudarán a elegir el camino que nos perpetúe en la historia.

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